domingo, 26 de octubre de 2008

SECRETOS


En la parte de atrás de mi agenda hay un apartado llamado “secretos”, escrito en varios idiomas, por si no te queda claro (a pesar de que la diferencia entre uno y otro estriba en una sola letra). A continuación, hay una serie de doce cuadros con tres líneas cada uno donde puedes escribir tus más sórdidos secretos. Lo que hace un total de treinta y seis secretos, si mis cálculos no fallan. La línea de cada uno mide unos dos centímetros, con lo cual supongo que tienes que resumir al máximo tu secreto, reduciéndolo a una sola palabra. Eso sí, tienes que escogerla bien, de manera que cuando la leas, te venga a la cabeza el oscuro secreto en cuestión. La complicada operación depende también del tamaño de tu letra; así, cuanto más pequeño escribas, más detalles podrás dar de eso que nadie debe saber, eso que no te atreves a contarle a nadie más que a tu agenda, a sabiendas de que ésta no va a contárselo a nadie.

Yo, que soy una persona muy obediente y ordenada, me propongo siempre respetar la función de las cosas y darle su debido uso. Por eso, hurgaré en mi memoria a la espera de encontrar treinta y seis asuntos de mi vida que nadie conozca, y, como soy muy entregada, trataré de que sean lo más escabrosos posible. Así, cuando me olvide la agenda en el trabajo, encima de la mesa de la cocina o en el autobús, el que la encuentre pasará un buen rato, saciando su hambre de saber con una dosis brutal de morbo, como un chute de adrenalina directo al corazón al más puro estilo Tarantino.

Me pregunto si fue esto lo que pensó el autor de mi agenda cuando creó esta sección de “secretos”. Quizá quiso ser el más innovador de los creadores de agendas del mundo, o era un apartado que echaba de menos en la suya propia, harto de escribir tareas por hacer, citas y números de teléfono.


En cualquier caso, con secretos o sin ellos, hay pocas cosas que hablen más de uno mismo que la propia agenda.

Para mí, leer la agenda de otro es como rebuscar entre su ropa interior.


* No hay nada más personal que la agenda y el cajón de las bragas.